Cómo darles de comer


Peter Pan en su cuna, investigando todo a su alrededor.














Un agaporni criado a mano se convertirá, sin duda alguna, en un inseparable amigo, que nos hará reír con sus ingeniosas diabluras.

Hemos de adoptar al polluelo cuando tenga unas tres semanas de vida. Si lo hacemos antes, corremos el riesgo de que el pollito no sobreviva, ya que son muy delicados con tan pocos días de vida. Si tardamos un poco más, el pollo podría mostrarse un poco receloso con nosotros, aunque se adaptaría pronto a su nueva situación.

Pecerita de plástico.
Debemos alojarlo en un lugar seguro, como una pequeña caja de madera o plástico, cuyo fondo recubriremos con viruta de madera. Existen en el mercado unas pequeñas peceritas de plástico, para tortugas, que son el recipiente perfecto para nuestro pollito, ya que evita que el pollo salga a pasear por ahí y pierda temperatura. 

Es muy importante que el pollito esté a oscuras o en semioscuridad y en un ambiente cálido, para que pueda dormir, ya que, como los bebés, es casi lo único que hace en estos primeros días de su vida. Para lograrlo, recomiendo cubrir el recipiente donde esté alojado con trapos oscuros, evitando cerrar los orificios de ventilación. 

Para que el pollito no pierda temperatura, es necesario suministrarle calor por medio de una manta eléctrica o similar, que tendremos que tener siempre encendida. El calor no debe ser excesivo; si vemos que el pollito respira con la boca abierta, deberemos reducir la temperatura o alejarlo de la fuente de calor. La temperatura ideal, para un pollito de unas tres semanas de vida, es de 24 grados. Es muy importante que esta temperatura sea constante. Podéis consultar el cuadro de temperaturas en la tabla que os adjunto más adelante.

El pollito alojado de esta manera, pasa el día dormitando, tranquilo y en silencio. De vez en cuando, sobre todo cuando tiene ganas de comer, se muestra inquieto y se pasea de un lado a otro. Pero vuelve a dormir, una vez que ha ingerido su comida. Si el pollito pía incesantemente, o se muestra siempre inquieto, deberemos comprobar la temperatura y asegurarnos de que esté a oscuras.

Puede ocurrir que el agaporni comience a llamarnos a la hora de comer, esto sería síntoma de que ya empieza a conocernos y va ganando confianza con nosotros; mis pollitos acaban asociando el pitido del microondas con su hora de comer, así que, aunque ya hayan comido, siguen reclamándome si se me ocurre calentar algo en el micro.

Es necesario alimentar al pollito con papilla especial para agapornis o loros pequeños, que encontraremos en cualquier tienda de animales. Debemos calentar un poco de agua y añadir poco a poco la papilla en polvo, hasta formar una pasta que tenga una consistencia similar a la del yogur. Si está muy espesa, el pollito tendrá dificultades para tragarla.

Pollito de unos diez días de edad.
Para suministrar la papilla, uso una jeringuilla grande, sin aguja, que apoyo en el pico del pajarito para que vaya comiendo, mientras le sujeto un poco la cabeza, como podéis ver en la foto. El pollito se pone muy tieso mientras es alimentado, lo cual facilita el paso de los alimentos. Procurad que la papilla esté templada; si está fría puede provocar problemas de digestión.

Suelo suministrar unos diez mililitros en cada toma. No os preocupéis si el pollito toma algo menos. Tampoco hay que preocuparse de que coma mucho, aunque no debemos llenar el buche en exceso.


Debemos desechar la papilla que sobre; si la guardamos, podría fermentar, y ésto sería fatal para el pollito. No olvidemos lavar bien los utensilios, después de cada toma. Os dejo una tabla que os servirá de orientación a la hora de calcular tomas, horarios, etc:



Poco a poco, nuestro amigo irá tomando peso. Le crecerán las plumas y se irá poniendo, cada vez, más guapo. Empezará a revolotear dentro del nido, para adquirir fuerza en los músculos de las alas, y sentirá curiosidad por todo lo que le rodea. Desde la cuarta semana, podemos poner a su disposición un poco de mijo en rama, que irá picoteando. A partir de la quinta semana, podemos incorporar a la dieta un poco de pasta de cría y, más adelante, cuando empecemos a destetarlo, un pequeño recipiente con un poquito de agua y alimento en grano para agapornis adultos.

Conforme veamos que empiezan a comer algo por sí solos, suprimiremos una de las tomas, después la segunda, para que su proceso de destete sea gradual. Comprobaremos que, aunque el pájaro nos pide comida, cada vez ingiere menos papilla.

Y así, poco a poco, nuestro amigo irá creciendo y nos sorprenderá un día con su primer vuelo. Es entonces cuando debemos iniciar su educación, descubriréis cómo estas pequeñas criaturas aprenderán rápido casi todo lo que propongáis.